Mem'ries,
Light the corners of my mind
Misty water-colored memories
of the way we were
Scattered pictures,
of the smiles we left behind
Smiles we gave to one another
For the way we were.
Can it be that it was all so simple then?
Or has time re-written every line?
If we had the chance to do it all again
Tell me - would we? Could we?
Mem'ries,
may be beautiful and yet
What's too painful to remember
We simply choose to forget
So it's the laughter
We will remember
Whenever we remember...
The way we were...
The way we were...
Nunca una canción resumió tan bien
una maravillosa película.
Cuando sabía menos inglés que el poquito que sé ahora,
me bastaba escuchar unos cuantos compases para entender cuánta vida
había encerrada en ellos.
Es ilusorio intentar describir con palabras The way
we were:
inevitablemente siempre te quedarás corto.
Siempre quedarás desbordado, con una medio sonrisa en los labios
y un nudo en la garganta. Y es que la vida es eso...
la relación entre Hubbell Gardiner —en cierto modo, él
se parecía a su país—
y la militante comprometida con sus ideas K-K-Katie Morosky.
Y entonces entiendes, sin necesidad de conocimientos de inglés,
como los recuerdos
irisan cada rincón de tu memoria;
como las luces y las sombras se extienden por tu mente para configurar una
vida doblemente —y a la par—
vacia y plena; y fotografías dispersas de sonrisas abandonadas serán
el único vestigio en pie
para recordarnos que viviste momentos en color emborronados,
y que elegisteis olvidar simplemente. Si todo era realmente tan simple entonces
o si por el contrario tu terapéutica memoria ha reescrito cada línea
de ese guión.
Pueden que sean dolorosos pero los recuerdos es lo único que nunca
te podrán arrabatar...
porque sí las cosas que pasan en el mundo sí nos incumben personalmente.
Y te seguirás preguntando cuál fue
el mejor año, y seguirás teniendo la cruel certeza
de qué no sabes la respuesta; y tu pandilla la seguirán formando
eternamente
un grupo tan dispar de secundarios maravillosos
como J.J., Paula, Judianne, George, Vickie, Frankie...
y te seguiras enamorando como un colegial de la bellísima Carol Ann,
pero inevitablemente al final caerás en la cuenta de que estás
solo...
Película redonda. Obra maestra absoluta como tratado de las relaciones emocionales y afectivas entre una pareja.
El mejor trabajo, sin duda, de la Streisand, de Redford, de Pollack y aun de Hamlisch . Grandioso guión con delicados diálogos, tejidos con la urdimbre de la sensibilidad a flor de piel, que hacen te olvides que nada más [y nada menos] se trata de un film... El desasosiego que deja el final —tras haber contemplado sin parpadear una historia de amor-desamor tan hiriente—, provoca el que te preguntes si ¿existe el amor eterno?, pues de tener respuesta afirmativa esa pregunta lo cierto es que no te explicas como aquellos dos seres no se aman de por vida.
La conclusión es un tanto desoladora...
Ese año, el de 1973, Marvin
Hamlisch subiría hasta 3 veces a
recoger una estatuilla:
. por la partitura adaptada de "El golpe"
. por la B.S.O. de "Tal como éramos"
. y por esta preciosa y precisa canción (le acompañarían los letristas Alan & Marilyn Bergman)