Pedro tal como le viene la pelota del rechace del portero —pegado al círculo central— golpea el balón de fuera a adentro describiendo una parábola que supera al meta
Aranzubia,
para rozar la red aún sin tocar suelo, logrando un golazo de plasticidad infinita.
Todo había nacido de los pies de nuestro portero Víctor Valdés y el ansía de Dani Alvés al perseguir un balón que claramente era para el
portero rival.
Había abierto el marcador Bojan y lo cerraría Yaya Touré, pero esa es otra historia.
“UN EQUIP DE FUTBOL VA SER EL CENTRE DEL MÓN...
I EL QUE FACÍN ELS ALTRES TANT SE VAL LA FEINA BEN FETA NO TÉ FRONTERES NI TÉ RIVAL”