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¿Qué haces en esta hora mágica en qué despunta el nocturno?
Yo al final entraré en la senda en el primer turno (eso que no estaba convencido)
y tú, con cualquier cosa que pudieras estar haciendo,

anímate.

Aunque estemos alejados y si mi voz no te llegase,
o te llegase con las interferencias propias del medio,
que sepas que busco la forma de conectar contigo
en todos y cada uno de los instantes,
porque para mí —tengo la certeza—
siempre has estado al otro extremo,
ofreciéndome una única faz —la verdadera —,
y mientras volvamos arriba la vista
y si también tú imaginas la misma luna que yo
entonces no podemos estar tan lejos…

Si puedes creer todavía, un poquito, en los giros caprichosos del azar,
juégatelo todo a la carta de un mañana,
porque dondequiera que tú estés: ¡siempre adelante!

Quizás, y si tú me lo pides, ese mañana nos encontraremos
en la encrucijada de unos brazos inmensos —los tuyos—
y así correré a tu encuentro gritando un ¡te quiero!

Qué quieres hacerle si esto no es todavía el paraíso,
pero si no tienes suficiente con una noche de ensoñación
y estás buscando una certeza para ser feliz
esbozando sólo sonrisas,
te bastará colocarte encima de un buen recuerdo [de ambos]
y después entrar en él clicando encima.

¡Anímate!

ás templando el mismo acorde debemos estar en sintonía ¿no?
Si de repente brota en ti mi recuerdo, estás ya lista para ese mañana…

Y es que aunque no somos un mundo aparte y somos parte del mundo,
yo estoy dispuesto a considerarte un poco aparte de esto,
ya sea por un instante, ya sea por el resto de la eternidad.

Si estás imbuida de la misma embriaguez es que no podemos estar,
por narices, tan distantes.

Y si de un mañana nadie puede tener certeza:
es que no me importa porque yo soy NADIE y tú MAÑANA.

Hacia el mañana…

Con quién quiera y cómo quiera que estés pero, ¡siempre adelante: ánimo!

[¿Me harás ese favor?]

¡Anímate! ¡Anímate! ¡Anímate!